La comida de nuestra madre también en el piso compartido. Una realidad cada vez más extendida en España, fundamentalmente concentrada en grandes ciudades como Madrid o Barcelona, es la de los pisos compartidos. Hasta hace poco tiempo, esta opción se ceñía casi exclusivamente a un público joven, entre 18 y 25 años, generalmente universitarios.
Pero hay estudios que aseguran que en la actualidad ese nicho apenas llega al 15% del total de usuarios de pisos compartidos. Existe una nueva generación que tiende más al alquiler que a la propiedad, que prefiere gastar el presupuesto disponible en ocio y libertad y no en la vivienda. Y la demanda de habitaciones entre un público más adulto, a partir de 30 años, se ha incrementado exponencialmente.
Se vive en habitaciones individuales y se comparten espacios comunes: cocina, salón, baño… Y se comparten, o reparten, también las tareas. Entre ellas, diaria, la de las comidas. Y aquí entra mimarmita.net, claro. Con sus frascos de vidrio repletos de recetas suculentas, listas para calentar y servir, almacenados en la despensa. Y es que, como la comida de nuestra madre también en el piso compartido, es fundamental…
La comida de madre, la que a todos nos gusta y a la que siempre volvemos, entra por la puerta grande en los pisos compartidos. La alternativa a comer siempre pasta y arroz, que copan los menús en estos casos. Y una opción sin duda más saludable que las pizzas y hamburguesas a domicilio.
Marichu hace la compra por ti; piensa qué cocinar y lo cocina; envasa y te lo envía a tu piso compartido. Ni siquiera tienes que poner los tarros de mimarmita.net en la balda del frigorífico que te han asignado; puedes tenerlos en el armario de la cocina, o en la alacena. O llevártelos a la oficina, según toque.
Eso sí, acuérdate de poner una etiqueta con tu nombre… porque vuelan. O mejor, comparte tu secreto con tus compañeros de piso y convertid vuestro hogar en una casa rendida al mmm (Marmitas con Mimo de Marichu).
Ahora en el reparto de tareas ya no figurará ni cocinar, ni recoger, ni fregar. Eso está solucionado. Donde no podemos meternos es ni en limpiar el baño, ni en planchar…
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